1 de septiembre de 2015

Costa da Morte en Galicia: de Malpica de Bergantiños al faro de Laxe

Una ruta viajera no tiene que ser necesariamente lineal, ¿no? Así que, después de haber conocido y recorrido de Muros a Cabo Fisterre, en el sur de la Costa da Morte, en nuestro tercer día en Galicia tomamos la carretera rumbo al norte. 

Después de conducir una hora aproximadamente desde Frixe, llegamos al pueblo pesquero de Malpica de Bergantiños. Allí nos gustó especialmente pasear por su puerto pesquero, disfrutar del ambiente festivo y de la amabilidad de la gente. Vale la pena dar una vuelta por la playa Area Maior y también contemplar las islas Sisargas desde varios puntos del pueblo.


Desde Malpica seguimos la ruta norte de la Costa da Morte visitando O Porto de Corme y el faro do Roncudo, donde poco nos faltó para salir volando. ¡Qué vendaval! ¡Qué pelos! Pero cuánta belleza :) Caminamos por el puerto y el paseo marítimo y fuimos a comer al restaurante Miramar Corme, donde disfrutamos de una buenísima parrillada de pescado.




Después de comer, nos pusimos los bañadores y fuimos a la vecina playa de Casas da Ermida, super tranquila y de arena blanca, como todas las de la Costa da Morte. Son playas preciosas, paradisíacas, pero con el agua más fría que cualquier río de los Pirineos jajaja ¡Yo no logré meterme más allá de las rodillas! Pero bueno, entiendo perfectamente el hashtag #galifornia ;)



Por la tarde, ya algo descansados y con arena aquí y allá de las playas en las que estuvimos, fuimos al precioso pueblo de Laxe, donde después de pasear por sus calles y puerto pesquero y visitar su hermosa y acogedora iglesia, tomamos unas bebidas en el pub A ventana, frente al paseo marítimo y la ría. Nos encantó estar allí un rato y contemplar las estupendas vistas.

Seguimos nuestra particular ruta de faros de la Costa da Morte con El faro de Laxe y el área que lo separa hasta la localidad del mismo nombre, zona que nos gustó especialmente. En Cabo Laxe está el faro, junto a la estatua de una mujer y su bebé que esperan al marinero mirando al mar eternamente. El atardecer y un poquito de tristeza nos envolvieron, contemplando en silencio el horizonte. Las vistas desde allí son impresionantes y es un punto perfecto para ver una puesta de sol. Hay incluso una zona de merenderos de piedra recogidos del viento. En el camino de regreso hacia el pueblo, a mano derecha, hay un maravilloso mirador-merendero con barandilla y mesas de madera clara desde donde contemplar otra vez la belleza de la Costa da Morte.





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