2 de septiembre de 2013

Hotel Giraffe Nueva York


Después de mirar y remirar y de estar casi a punto de coger un apartamento que mi amiga Tiny me recomendó, nos decidimos y reservamos en el hotel Giraffe. Me suelo fiar bastante de los ránkings de Tripadvisor, que es mi web favorita para cualquier viaje, especialmente en cuanto a escoger alojamiento se refiere. Allí está el hotel nº 6 de 420 de NY. Nada pero que nada mal, ¿verdad? Mi (nuestra) opinión refuerza ahora esa buena posición.
Hicimos la reserva por Internet directamente en su web sin ningún problema. Unos días antes les envié un correo para asegurarme de que todo estaba correcto. Así era. A nuestra llegada nos estaba esperando ya José en el hall del hotel. No nos conocía de nada pero la lengua común fluyó como un hilo conductor entre nosotras y él.
Fue como si un tío nuestro viviese en NY y estuviese recibiéndonos en su casa con los brazos abiertos. Todo el viaje estuvo pendiente de nosotras, nos recomendaba sitios para comer o visitar, nos contaba cosas de su vida, cómo llegó a la ciudad, etc. Así que, en cuanto al personal del hotel, sobresaliente.


Comida: Los desayunos eran alucinantes: un bol gigante de macedonia (fresas, arándanos frescos, melón blanco y naranja), cereales, zumos, cafés, galletas, panes típicos de Brooklin (impresionantes), bollería muy variada, Philadelphia, mantequilla, mermeladas, etc.
Además, de 5 a 8 e la tarde era la sesión "Vinos y quesos" como obsequio a los clientes. Pero era mucho más que eso, ya que casi cenábamos. 7 tipos de queso, otros tanto de panes y crackers, frutos secos, tomates cherri, rodajas de pepino, palitos de apio y mini zanaorias, bol con salsa tártara, galletas, cafés... y vinos, claro.


Las 24 horas tenías a tu disposición agua fresca (la de la ciudad es buenísima), limonada, fruta del tiempo, galletas, una caja con 8-10 tipos de infusiones y tés y una máquina donde hacerte cafés, entre ellos un buenísimo capuchino.



La habitación: Estaba siempre impecable, era espaciosa y las camas, comodísimas. Tenía un balcón que daba a la calle, una nevera (la habíamos pedido cuando hicimos la reserva y nos la llevaron el día en que llegamos), TV, equipo de música y dos escritorios bien grandes. El baño era amplio y adecuado para las 4 mujeres que ocupábamos la habitación cuádruple. Y una cosa muy importante: no se escuchaba ni un pitido procedente de la calle. Silencio absoluto. Y además, preciosa.
Situación: Park. Avenue con la 26. A una manzana de Madison Square Garden. A 11 minutos paseando del Empire State. Teníamos una boca del metro justo frente al hotel, otra una manzana más arriba y otra en el Madison Square Garden.

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