12 de agosto de 2013

Llegada a Dinamarca y toma de contacto

 

Llegamos al aeropuerto de Aalborg a las 10:20, después de un vuelo bastante bueno con Norwegian Airlines. Lo primero que sentí fue alivio por pisar tierra otra vez. Esto de tener alma viajera y asustarme cada vez que vuelo (cosa que me pasa desde hace un año por un problemilla con Ryanair al aterrizar) no me está gustando nada...

Allí nos recogió mi amiga y guía Line Lindgreen, que nos esperó para llevarnos a su casa en Dronninglund. Unos 25 minutos en coche. Primera impresión del país: es plano, hay mucha granja y hay carretera bici por todas partes.




Ese día, después de dejar el equipaje, ya empezamos a conocer la zona. Ella vive en un área de casas individuales, con jardines, prados y bosque. Es lo que para ellos es la forma tradicional de vivir allí. Armonía con el paisaje, espacios abiertos, verdor, respeto por lo ajeno y pocas vallas divisorias. A 10 minutos paseando de su casa, un pedazo bosque espeso que nos dejó alucinados, ¡con lago y todo! Y a 11 km tienen otro más grande, al que fuimos en coche y que se llama Somosen. Muy espectacular.

También tuvimos tiempo de conocer la primera playa del viaje: la playa de Asaa. Está en la costa este y es pequeña y de arena oscura. ¡En la arena hay pequeñas almejas y mejillones! Hay un pequeño puerto y la olor a pescado es fortísima.

Tras degustar deliciosa comida tradicional danesa hecha por la familia de Line (tema al que dedicaré un pedazo de post con fotos para que se os caiga la baba), nos fuimos a descansar. ¡Al día siguiente nos tocaba ir hacia el sur para conocer Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca! :)

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