22 de julio de 2013

La cervecera artesana Barcelona

Una experiencia diferente en La Cervesera Artesana Barcelona



Si vivís o habéis visitado Barcelona y os gusta la cerveza, es posible que conozcáis La Cervecera Artesana. Es un local con su encanto, de decoración acogedora en el que te puedes pasar un buen rato de charreta con amigos y una cerveza, sea artesana o de alguna de las muchas marcas de que disponen.

Nosotros ya hemos ido varias veces en los últimos años y eso pese a que hace relativamente poco tiempo pasaron de invitarte a una racioncita de frutos secos con toque picante (¡que daban una sed...!) a cobrarte 2 euros por una de frutos secos sin picar (los normales, vaya).

En esta ocasión, nos juntamos nueve personas con la intención de recibir una charla gratuita que el local ofrece sobre la elaboración artesanal de la cerveza. De hecho, desde las propias mesas se pueden ver las calderas de latón y las cubas
donde se realiza todo el proceso, dando como resultado unas cervezas propias muy interesantes.




Una vez dentro con el responsable de la charla (mil perdones por no recordar el nombre), cerramos la puerta del espacio donde se realiza la elaboración de la cerveza. El sitio era pequeño y las calderas, muy grandes. El grado de humedad es también elevado, así que la sensación era un poco agobiante, por lo que me quedé cerca de la puerta por si acaso me quería salir antes de tiempo.

La explicación fue interesante y bien contada, con toques de humor aquí y allá y alguna anécdota, así que todos tan contentos. Hasta que una de las amigas del grupo dio un respingo y un medio gritito... ¡una cucaracha! Y sí, caminando alegremente por la pared y junto a una de las calderas, allí estaba el feo y gordo bicho. Así que éramos 11 en vez de 10... que nosotros supiéramos, claro. El chico de La cervecera pasó un mal momento, las cosas como son, y explicó que la higiene es fundamental en la elaboración de la cerveza. "Todos los conductos están sellados, no sé cómo ha podido entrar", decía. Pero la puerta no estaba herméticamente cerrada y este año hay plaga de cucas en Bcn, así que tampoco es tan raro que un bichejo de estos se colase en la cámara. La charla acabó unos minutos más tarde, con la mitad de nosotros (yo la primera) deseando salir de allí, no sea cosa que...

Tras la charla nos sentamos en dos mesas que juntaron para nosotros. El responsable de la actividad siguió contestando amablemente nuestras preguntas curiosas sobre el mundo de la cerveza y su elaboración. En un momento dado, pedimos las cartas de las cervezas para ver cuál queríamos cada uno pero el hombre nos comentó que iban a traernos cervezas (de las artesanales que elaboran) para probarlas. Yo le dije que gracias, pero que varios de nosotros preferíamos probar algunas de las de la carta y él contestó: "Sí, sí, primero probáis estas, véis qué os parecen, y después ya pedís cada uno la que quiera". En ese momento y por su insistencia y rotundidad por querer sacar esas cervezas, llegamos a la conclusión de que nos invitaban a esa pequeña degustación como compensación del susto con la cucaracha. Nada más lejos de la realidad...

La charla es gratuita y no te obliga a consumir. Sencillamente te dan la info de cómo hacen la cerveza artesana y te muestran las calderas, que está muy bien. Lo de quedarte después a tomarte una cerveza es algo voluntario, aunque lógico. Total, que los camareros nos sacaron 4 cervezas que no habíamos pedido para compartir los 9 y las fuimos probando uno a uno. La de trigo estaba buena, era tipo Paulaner, pero las otras tres no nos gustaron demasiado. Las dos más oscuras se quedaron casi enteras. Después nos pedimos una cada uno de la carta y pedimos que nos trajeran el mencionado cuenco (mini cuenco) de panchitos.

Pedimos la cuenta, dividimos a partes iguales y nos fuimos. Y cuando estábamos en la calle algunos comentaron, "¿qué costaba tu cerveza?" "¿y la tuya?" Cuál fue nuestra sorpresa cuando en la cuenta comprobamos que nos habían cobrado las 4 cervezas que pensábamos que eran como de cortesía... Salimos a 6 euros cada uno habiendo bebido 1 cerveza, 2 sorbos de las otras y habiendo comido cuatro panchitos y medio. No es una cuestión de dinero, es una cuestión de detalle, de tener vista (o no tenerla) y de cuidar al cliente. En el momento de pagar no había ni rastro del chico de la charla, por lo que tampoco teníamos ganas de enzarzarnos en una discusión con los camareros.

Llegamos a la conclusión de que esa noche, y estando el panorama económico como está, la campaña de márketing les hubiese salido barata a los de la Cervecera artesana Barcelona: exactamente 12 euros, lo que costaban las 4 cervezas. Pero decidieron ahorrárselo y dejaron a unos cuantos clientes mosqueados, ¡no les salió a cuenta! Nos queda la duda de si fue algo deliberado o una falta de comunicación entre maestro cervecero y staff. En cualquier caso, pagamos nosotros ;)

Si queréis conocer más info sobre ellos podéis visitar su web http://www.lacervesera.net/ o su página de Facebook https://www.facebook.com/lacerveseraartesana

¡Salud!


2 comentarios:

  1. Quina experiència més interessant!

    Va ser molt útil per saber diferenciar quan ens bevem una cervesa decent,no?

    S'ha de fomentar la cultura cervesera al nostre país ;)

    ResponderEliminar
  2. Hola!
    Si, la experiència va ser molt interessant i per vore com es gestiona un negoci ;)

    Gràcies per comentar!

    :)

    ResponderEliminar

¿Quieres comentar algo sobre lo que acabas de leer? ¡Muchas gracias!