11 de enero de 2012

Roma. Museo al aire libre.





Estamos alojados en la Via dei Giubbonari, así que tenemos la Plaza Campo de Fiori a 1 minuto. La zona es genial. La calle es peatonal y está llena de pequeñas tiendas y comercios. Cada mañana hay mercadillo en la Plaza: fruta y verdura, ensaladas preparadas para comprarlas al granel, pasta (carísima), especias para pizzas a granel (caras) y algún puesto de camisetas y sudaderas. Nosotros compramos las especias en una tienda en la propia plaza. Salían más baratas que las del puesto del mercadillo y llevaban una etiqueta muy chula con la banderita de Italia.

Todo es suuuuuuper caro. La fruta y verdura, el doble; la leche, el doble. Lo único que es más barato que en España es el parmesano y la pasta buitoni, jeje.

Ese día, después de desayunar, lo dedicamos a ver el Foro romano y el Palatino. Llegamos paseando desde Via del Giubbonari, descubriendo casi en cualquier rincón columnas romanas, pequeñas iglesias y restos de la antigua romana. Roma es un auténtico museo al aire libre.
El Vittoriano o monumento a Víctor Manuel impresiona. A los romanos no les gusta, lo llaman "tarta de bodas" porque es gigantesco y blanco, y se puede ver desde casi toda la ciudad. Detrás de la mole blanca comienza el foro romano. Eso sí que te deja sin aliento. Con la guía en la mano vamos leyendo esto y aquello e imaginando la vida cotidiana de los antiguos romanos. Desde el foro se ve el Coliseo, pero eso nos toca mañana.


Vamos a comer al recomendado Montecarlo, un sitio ruidoso, con cola y con servicio ultra rápido. No nos sacan ni la carta. Te dicen con mucha prisa cuatro cosas y escoges, casi sin pensar. La recomendación es pizza (hasta en las guías) pero para error nuestro pedimos pasta. La carbonara está un poco seca y la pasta dura (no al dente, dura). Lo mío son raviolis con espinacas y están buenos. Pedimos también fritura clásica (bolas de mozarella, arroz, etc. Muy típicas de Roma) que pasan el aprobado justo. Otro día las probamos en el Trastévere y les pegaban mil patadas.

Por la tarde probamos el pimer gelatto italiano, mmmmmmmmm. El de pera está buenísimo. Pasamos por el Panteón. La plaza en la que está es preciosa (¿cuál no, en Roma?). Encima estamos en Navidad y todo está lleno de pequeñas bombillas que crean rincones románticos en cualquier sitio. Hace un frío que pela.

Primer intento de ver la Fontana di Trevi. Ni de casualidad. Hay cientos de personas que se dan bofetadas por hacerse una foto allí y el peligro de que te saquen un ojo por el lanzamiento de una moneda es alto. Así que nos vamos por patas. Ya volveremos.

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