Una playa de piedras blancas redondeadas. Casi no hay gente pese a ser sábado y 26 de julio. Colocamos la sombrilla y las toallas y a disfrutar del paisaje. Parece Balears, con su contraste de agua turquesa, azul celeste en el cielo y verde en el monte. Con sólo un día en la playa de Altea desconecto, me olvido, me renuevo.
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