11 de enero de 2012

Navegando hasta Castelnaudary

Amanece. A las 7:30 ya estamos todos en pie, pero no es hasta las 10:00 cuando pasamos la esclusa de Villepinte. Poco después, pasamos también la de Tréboul y, justo antes de cerrar, la esclusa de La Criminelle. Ya es la una y media y paramos a 500 metros de la esclusa de La Peyruque. Mi madre y mi tía cogen las bicis y van pedaleando hasta La Pexiora para comprar. Hoy celebramos el cumpleaños de Lucía a bordo y necesitamos una tarta (aunque fueron pasteles).

Una hora más tarde ya hemos dejado atrás La Peyruque y comenzamos un tramo del canal con muchas esclusas. Exactamente 12 en sólo 6 kilómetros, así que nos dedicamos media tarde a lanzar y coger cabos, a saltar del barco a tierra y a dar con el bichero a las paredes de las esclusas.
Pero a las cinco de la tarde llegamos, por fin, a Castelnaudary. La última esclusa antes de llegar a esta pequeña ciudad es quíntuple, y cuesta arriba así que cuando divisamos su silueta una vez salvado el último portón lanzamos exclamaciones. ¡Es de postal! Estamos agotados así que nos pegamos una ducha en la terraza del barco. La verdad es que es un lujo ducharse con una vista como esta. El calor es fortísimo y el cielo comienza a oscurecer.
El puerto de Castelnaudary es también la base de otra empresa de alquiler de barcos para navegar: Blue Crown Cruises, que está mucho más acondicionada que la de Nicols en Bram (años luz). A pocos metros del barco hay unos baños de pago. En las oficinas de la empresa pagas una cantidad (creo que eran 2 euros o algo así) y te dan una contraseña. En la puerta del baño hay una especie de portero automático con números y dígitos, donde debes marcarla. Con la misma clave entramos todos ese día, al día siguiente y dos días después cuando volvimos a parar en Castelnaudary cuando navegábamos en sentido contrario. ¡Un chollo! Los baños estaban fenomenal: nuevos, amplios y limpios.
Una vez duchados, acicalados y perfumados, dejamos el barco y paseamos hacia el centro, momento en el que empieza a llover suavemente. Yo había mirado algún restaurante recomendado en Castelnaudary, pero he olvidado la lista en el barco. Aún así, mis tíos y yo recordamos uno que esta puesto el primero o segundo, el Hotel du Centre, ¡y acertamos! Confirmamos que en Francia se come de lujo y a buen precio.

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