11 de enero de 2012

Faro de Favaritx

Al día siguiente condujimos hacia el Este. Allí, en uno de los brazos que se extiende hacia y sobre el mar, está el faro de Favàritx. Me hacía especial gracia el ir a ver este lugar porque hace un par de años pinté un cuadro a pastel a partir de una foto del faro. El paisaje es impactante: gris, agreste, un poco lunar, un poco volcánico, con muy poca vegetación. Pero aún así, atractivo. Nos dicen que es por el aire de Tramuntana, que sopla del Norte. Dejamos el coche donde se acabó el camino, junto a una valla que estaba cerrada pero que se puede sortear por los lados. Un camino más estrecho te lleva hacia el edificio. Hay una casa completamente blanca, amplia, y, sobre ella y a un lado, se alza el faro. Es precioso, a rayas amplísimas de color blanco y azul oscuro. No sé qué tienen estas edificaciones que me ponen melancólica. Me parecen personas que ayudan a los que están en el mar a no estrellarse contra las costas, pero que a cambio sólo reciben soledad frente a tempestades y días de sol. También por hay allí playas, pero a estas no va mucha gente. Nosotros visitamos Cala Tortuga, una playa ancha y abierta desde la que se ve Favàritx a lo lejos. Hace un poco de viento, así que pese a que el agua está transparente, hay unas cuantas olas que no nos dejan usar las gafas de bucear (no vemos ni torta).Después de Tortuga fuimos a por el coche y estiramos un poco las cabezas para cotillear el entorno. Al otro lado de la carretera, a pocos metros, hay una mini cala increíble. Ojo, no es de aguas turquesas, arena blanca ondulante y rodeada de pinos verde brillante. La poca arena que hay es gris, las rocas que la rodean son grises y el fondo del agua se ve pedregoso y con cosas negras. También parece gris. Incluso los matojos resecos que se ven aquí y allá son paliduzcos. Resulta que el agua está transparente a más no poder y como llevamos cangrejeras, problema resuelto. Y para colmo, no hay nadie en la cala. Da hasta un poco de miedo mirar bajo el agua: hay cientos, miles de erizos de mar, además de peces. Y un montón de rincones entre rocas y piedras en los que te imaginas que va a salir un monstruo marino o algo así.

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